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Se recibió de Licenciado en Trabajo Social y anima a jóvenes Mbya a estudiar

Martín González tiene 40 años y pertenece a la Comunidad Ka’aguy Mirĩ Rupa, Aristóbulo del Valle. Recientemente culminó sus estudios en la carrera de Trabajo Social, en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y, animado por sus logros, contó cómo fue la experiencia y sus anhelos a futuro.

Comenzó a estudiar la carrera motivado por la realidad que le toca vivir como Mbya: “Para ayudar a mi Comunidad siendo un profesional, acompañando, asesorando a la familias, y además fue por tratar de demostrar que los Mbya también podemos ser profesionales”.

El camino no fue fácil. Debió enfrentar momentos duros, lejos de su casa -como cualquier estudiante que abandona su ciudad en busca de un futuro mejor- pero con la carga de, en ocasiones, haber sufrido discriminación por ser indígena.

“La experiencia fue larga y dura, ya que pasé muchas necesidades, pero eso me daba más fortaleza para afrontar los desafíos. En la universidad en los primeros años, me costaba mucho, no comprendía los textos, las consignas, pero con ayuda de los compañeros pude avanzar”, relató.

Y continuó: “También pasé necesidades económicas ya que no contaba con la ayuda de mis familiares (en mi caso, mis padres fallecieron cuando tenía 11 o 12 años.) La discriminación y prejuicio eran frecuentes, pero con diálogo y perseverancia pude superar las barreras hasta llegar a la meta”.

Martín es el primer egresado universitario de su Comunidad y sabe que sus conocimientos serán de gran ayuda. Además, ya tiene experiencia porque mientras estudiaba, trabajó en el programa de Relevamiento Territorial. “Adquirí conocimiento teórico y práctica con las que puedo ayudar a mi Comunidad desde donde sea”, aseguró.

Aunque actualmente no tiene empleo, afirmó que “seguiré acompañando a mis hermanos de las Comunidades con su lucha y aportando para su desarrollo”, y agregó que les interesan las áreas de “salud o justicia, ya que veo las necesidades de las familias”. 

Martín es consciente de que muchas veces, los jóvenes Mbya anhelan estudiar en la universidad, pero no lo hacen por miedo al rechazo, a la discriminación, o simplemente porque no cuentan con los recursos para hacerlo. Él recordó que tuvo ayuda de becas y además se quedó en el albergue universitario todo el tiempo que estudió, lo cual lo ayudó bastante.

“No abandonen sus sueños, aunque la vida se pone difícil a veces, hay que hacer el esfuerzo para resistir todo lo posible, la discriminación y los prejuicios”, cerró, insistiendo la importancia de aprovechar las oportunidades de estudiar y no bajar los brazos por más arduo que se ponga.

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