Hoy, 5 de septiembre, se conmemora internacionalmente el Día de la Mujer Indígena, en recuerdo a Bartolina Sisa, mujer del Pueblo Quechua que dio su vida por combatir al colonialismo.
Esta fecha pretende ser un espacio de visibilización de su rol y trascendencia dentro de los Pueblos indígenas como protectoras y guardianas de legados ancestrales y prácticas culturales. Son además referentes en luchas históricas, defensoras de los territorios y pilares fundamentales dentro de sus familias y Comunidades.
“Una mujer mbya es el corazón de la familia, la que cuida, ayuda, protege y progresa, con o sin ayuda. También es libre de decisiones”, reflexionó Mariana Báez, de la Comunidad Andrés Guazurari, Puerto Libertad.
En cuanto a las mujeres jóvenes, afirmó que aunque se encargan de muchas tareas del hogar, eso no es lo único. En la sociedad jurua existen prejuicios respecto a su rol, que comúnmente están plagados de una visión occidental de los feminismos emergentes, perdiendo de vista las bases de una cultura totalmente diferente. “Las mujeres jóvenes, sobre todo son libres. También son lideresas dentro de los tekoa, representantes, maestras, enfermeras”.
Para el Pueblo Mbya, los ancianos y ancianas ocupan un rol muy importante dentro de las Comunidades, son portadores y transmisores de sabiduría, son las figuras más respetadas por todos. “Una mujer mbya anciana es la madre de una comunidad, es como un libro de ciencia mbya, la que hace de medicina, la consejera, sobre todo para los jóvenes, y la que da fuerza espiritualmente”.
El legado de Bartolina Sisa, asesinada en La Paz, Bolivia, sigue presente en las venas de las mujeres indígenas del mundo. Llevan consigo una fortaleza y un ímpetu de resistencia que contagia a quienes tengan a su alrededor. Son el sostén, quienes dan amor pero también quienes se plantan ante las injusticias y movilizan mundos para frenarlas.