La unión hace la fuerza y los logros son colectivos. El Pueblo Mbya ha demostrado en varias oportunidades un lazo de unidad imitable y ese es su escudo en cada batalla.
La victoria de Tekoa Yvy Porã Mirĩ, en San Vicente, es una bocanada de aire fresco para continuar luchando, porque son muchos los territorios indígenas en Misiones que aún quedan por recuperar.
En todo este proceso, la Comunidad no estuvo sola, fue abrazada por sus hermanos Mbya, quienes entienden que nadie se salva solo. Sintieron su dolor y sufrieron sus desgracias como propias.
“Este documento que recibió el Mburuvicha, Leonardo, fue a costa de muchas dificultades y mucha lucha. Quemaron el Opy y volvimos a construir, hubo maltrato, discusiones, peleas, pero resistimos y lo logramos”, expresó Francisco Medina, uno de los coordinadores del Aty Ñeychyrõ, organización tradicional mbya que brinda un apoyo fundamental en todos estos procesos.
“Es importante apoyarnos entre todos para recuperar lo poco que queda de nuestros amplios territorios, pero vamos a luchar por poco que sea y aunque muchos nos digan que no son nuestros”, aseguró.
Otra de las personas clave es Ricardo Benítez, Mburuvicha de Tuna’i y uno de los líderes del Aty Ñeychyrõ, quien explicó que desde la organización “llevamos una lucha intensa para cada Comunidad, defendiendo los derechos territoriales, y gracias a Ñamandu y a Tupã se ganó esta lucha en San Vicente. Era un territorio que tenía sus supuestos dueños que no querían reconocer nuestra preexistencia, hubo amenazas, denuncias, situaciones de peligro, pero nosotros fuimos con mucho respeto”. Por eso afirmó que “vamos a seguir luchando porque somos preexistentes en este país y en toda Latinoamérica, somos defensores de nuestros territorios y de la naturaleza”.
Quienes cumplen hoy también un rol muy importante son los jóvenes que asisten a las capacitaciones en Derecho Indígena que brinda EMiPA. Ellos son la fuerza viva de muchos de los Mburuvicha y su fortaleza, sumado a esta sus conocimientos, son uno de los motores principales.
Claudio Escobar, de la Comunidad Ko’ẽ Ju es uno de ellos. “Fue una gran experiencia que llevé como joven capacitado en Derechos Indígenas, fue sorprendente para mí. Me acuerdo cuando la Comunidad comenzó a levantar sus casitas, el Opy, que esa familia tumbó con motosierras y prendió fuego… nos dolió mucho pero seguimos adelante, luchando, no bajamos los brazos en ningún momento y hoy esa Comunidad tiene su documento”, recordó.
“Estoy muy contento, pero la lucha no se terminó, recién empieza, hay muchos más territorios por recuperar, a no bajar los brazos”, cerró con firmeza.
Mientras que Keila Zaya, su compañera de capacitaciones, reflejó con alegría: “Estoy feliz de haber podido estar en esa lucha en la que los jóvenes, líderes, lideresas, abuelos y abuelas estuvimos a la par. Estoy muy emocionada de ver un logro más que lleva adelante el Aty Ñeychyrõ. Ver el resultado es grandioso, estoy llena de alegría. Nos mantuvimos unidos y con fuerza”.
Es cierto, aún queda un largo camino, pero ya hubo sobradas muestras de que el Pueblo Mbya está fuerte, unido, y que no se va a dejar vencer. Jóvenes, niños, adultos, mujeres, líderes y lideresas están preparados para seguir dando batalla y ganar –uno a uno- los territorios que les fueron quitados con la colonización.
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